Soy Kyrenia Blas, cofundadora de Casa Blas, y a lo largo de mi vida he encontrado dos pasiones que me inspiran profundamente: la expresión culinaria y el interiorismo. Estos mundos, aunque diferentes, tienen un punto de unión esencial: la búsqueda de la perfección en los materiales y los procesos.
La tartaleta vasca, ese postre emblemático originario de San Sebastián, siempre me ha fascinado. Su textura impecable, con una capa exterior dorada y un corazón cremoso, representa la delicadeza del equilibrio. Es un ejemplo de cómo la precisión en cada paso puede transformar ingredientes básicos en algo extraordinario. En su sencillez radica su elegancia, y en su sabor, una experiencia que trasciende fronteras.
Esa misma filosofía aplica al interiorismo, y en CasaBlas lo entendemos mejor que nadie. Como especialista en piedras sinterizadas, admiro su capacidad para capturar la esencia de la naturaleza y llevarla a los espacios más innovadores. Materiales como el Dekton y el Neolith no solo destacan por su belleza, sino también por su resistencia y versatilidad. Pueden enfrentarse al calor extremo de una cocina gastronómica como la que inspiraría la tarta vasca y, al mismo tiempo, mantener una estética impecable en un diseño moderno.
La unión entre la tarta vasca y las piedras sinterizadas está en los detalles. Ambas son pruebas de cómo la dedicación, el conocimiento y el amor por lo que hacemos pueden dar lugar a algo único. En CasaBlas, nos dedicamos a seleccionar y trabajar con piedras sinterizadas que elevan cualquier espacio, proporcionando elegancia y funcionalidad a través de cada proyecto. Del mismo modo que en la cocina se cuida cada ingrediente, nosotros cuidamos cada diseño para que hable por sí mismo y refleje los sueños de quienes lo habitan.
Cuando pienso en la magia detrás de un postre tan icónico como la tarta vasca y en la majestuosidad de las piedras sinterizadas, veo una historia que conecta generaciones, culturas y estilos. Ambos son un recordatorio de que la perfección existe, y está al alcance cuando se le dedica tiempo y pasión. Porque, al final, cada espacio y cada sabor cuentan una historia; en Casa Blas, nos aseguramos de que esa historia sea inolvidable.